Home / Area / SECCIÓN ESPECIAL: BRASIL Diario Constitucional y Derechos Humanos Nro 164 – 18.09.2017


SECCIÓN ESPECIAL: BRASIL

El derecho a una libertad consciente (Parte II)*

Por Maria Júlia Ribeiro Duarte** y Michael César Silva***

La situación de la educación del país se encuentra de tal forma, pues ésta, infelizmente, todavía lleva agudos rasgos y sufre las consecuencias de los 21 años de dictadura militar vividos en Brasil. El período militar dejó un oneroso legado cuyos efectos continúan afectando la situación social del país en los días de hoy[1]. La herencia del régimen dictatorial, iniciado en 1964, es uno de los principales factores responsables por la baja calidad de la educación pública y por la falta de acceso a todos. La Constitución de 1967, aprobada por el Régimen Civil-Militar, promovió algunas alteraciones importantes en la política educativa brasilera, que dejaron marcas perjudiciales que perduran hasta los días de hoy, una de ellas fue la des-obligación de la Unión y de los estados a invertir un valor mínimo en la educación del país, modificando un instrumento previsto en la primera versión de la Ley de Directrices y Bases, creada en 1961, siendo anterior al régimen. En consecuencia de la exclusión del principio de la vinculación presupuestaria, el gobierno federal fue reduciendo progresivamente los recursos aplicados en la educación[2] retrasando el desarrollo de las escuelas públicas del país. Así, el sector privado ha sido extremadamente fuerte, lo que ha dejado el acceso a la educación cada vez más restringida, principalmente en lo que se refiere a la enseñanza superior, causando un círculo vicioso, donde la desigualdad social es aumentada, y la población cada vez más dividida. Al analizar este triste fenómeno social vivido por Brasil, el educador Amarilio Ferreira Junior, cree que:

La dictadura no creó, pero acentuó la dualidad entre la enseñanza pública y la privada. La consecuencia es que las escuelas públicas perdieron la calidad y se destinaron a los más pobres, mientras que la enseñanza privada comenzó a ser una alternativa para los más ricos y las élites que secularmente gobernaron el país[3].

La dictadura trajo consigo una barrera en la evolución de la educación emancipadora, extinguiendo programas de alfabetización e instaurando reformas educativas. Los cambios traían una visión autoritaria y tecnicista de la educación, perspectiva ésta que aún permea en el sistema educativo brasileño. La tendencia tecnicista deja de lado la emancipación intelectual del individuo, haciendo que el papel de la escuela sea insertar al ciudadano en el mercado, perfeccionando el orden social vigente y produciendo individuos preparados únicamente para el mercado de trabajo. Esta tendencia se inició en los Estados Unidos y, en Brasil, fue introducida a partir del Gobierno Militar, a través de los acuerdos MEC-USAID[4].

En un intento por mejorar la educación del territorio y mejorar los datos, el Gobierno Federal, a través del Ministerio de Educación promovió en 2016, una reforma a la enseñanza media del país. La reforma ha traído diversos cambios en lo que se refiere a la carga horaria, enseñanza integral y base curricular, sin embargo, ha traído un aumento de la tendencia tecnicista y no presenta ninguna solución a los problemas señalados. La reforma tiene fuerza para traer una mejora en algunos ámbitos, pero no cambia el modelo que ya existía, la educación sigue siendo modeladora y permanece con los ejes del período dictatorial.

Un país que posee una educación tecnicista y sin acceso a todos está indirectamente creando una “dictadura del pensamiento ajeno”, donde el individuo reproduce lo que lee en Internet, lo que ve en televisión, lo que escucha en el punto de autobús, sin buscar saber la procedencia de la información y sin detenerse a pensar en su propia opinión. Teniendo en cuenta que la libertad sin derechos sociales es la libertad del más fuerte, la libertad de expresión sin educación significa la negación de la expresión, el ejercicio de ser dominado[5]. Un gobierno que no busca fomentar el pensamiento crítico en las escuelas crea un país compuesto por habitantes incapaces de emanciparse intelectualmente, y, consecuentemente, imposibilitados de ejercer de forma plena y confiada su libertad de expresión. El pluralismo de ideas es inherente a la democracia material, debiendo ser garantizado en todas las esferas, abarcando la educativa.

Cuando se habla de reforma en la educación, como la que ocurrió recientemente en Brasil, no se debe dudar en pensar primero en la forma de enseñar, en lo que sucede dentro del aula, en la multidisciplinariedad. Es imprescindible y fundamental que haya un cambio de postura y de métodos, tales que sirvan de apoyo para que haya una transformación en la esfera educativa. Antes de gozar del derecho a la libertad es necesario concebir la educación, es así que la libertad de expresión se vuelve ‘libre’, racional y constructiva[6], así pensar en la educación debe ser pensar en la criticidad, el futuro y la democracia. Lo que está positivamente en la Constitución debe ser prioridad. Esta vinculación constitucional no significa falta de autonomía, sino una vinculación en sus aspectos fundamentales, sin la cual la propia democracia queda comprometida[7].

El camino más eficaz para que el mañana esté libre de las numerosas crisis políticas y sociales es, de hecho, promover un cambio en el modo de enseñar en Brasil. El papel de las escuelas no es moldear a las personas, sino animar el desarrollo de individuos capaces de analizar el propio panorama, con una mirada crítica y una opinión singular, es decir, la creación de individuos intelectualmente independientes. Un sistema democrático fortalecido, como lo que el país carece, no se hace con educación pública precaria, tecnicismo exacerbado y baja alfabetización. El cambio del país implica directamente cambio en la base, en la educación, sólo así la sociedad brasilera tendrá capacidad para utilizar de forma consciente su derecho a la libertad de expresión. La libertad sólo será lúcida cuando coexista con la efectividad de los derechos sociales, eternos objetivos de la República Federativa de Brasil.

 

[*] El presente corresponde a la segunda parte del artículo publicado en el Diario N°163 (11.09.2017)

[**] Estudiante de Derecho de la Escuela de Derecho del Centro Universitario Newton Paiva, Brasil.

[***] Doctor y Magister en Derecho Privado por el Programa de Postgrado en Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais. Profesor en la Escuela de Derecho del Centro Universitario Newton Paiva, Brasil.

[1] SAVIANI, Demerval. O legado educacional do regime militar. Cad. Cedes, Campinas, vol. 28, n. 76, p. 291-312, set./dez. 2008-

[2] SAVIANI, Demerval. O legado educacional do regime militar. Cad. Cedes, Campinas, vol. 28, n. 76, p. 291-312, set./dez. 2008.

[3]JUNIOR, Ferreira Amarílio. Qual o legado da ditadura civil-militar na educação básica brasileira? Disponible en <http://educacaointegral.org.br/reportagens/ditadura-legou-educacao-precarizada-privatizada-anti-democratica/…, acceso el 09 jul. 2017.

[4] LUKESI, Cipriano Carlos. Filosofia da Educação. São Paulo: Cortez, 2003.

[5] VIECELLI, Roberto Del Conte. A mútua implicação entre o direito à educação e a liberdade de expressão. 2012.

[6] VIEIRA, Eliane. Liberdade de expressão e educação – constitucionalmente um direito de todos, um paralelo entre educação e liberdade de expressão. Uma proposta de equilíbrio entre as duas forças. Revista de Direito e Ciências Gerenciais FAC, Minas Gerais, v. 1, n. 1, jan. 2016.

[7] MALISKA, Marcos Augusto. Direitos Sociais (Educação, Constituição e Democracia); Rio de Janeiro: lúmen Júris, 2010.

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