Home / Area / DOCTRINA EN DOS PÁGINAS2 Diario DPI Suplemento Derecho Público Comparado Nro 2 – 19.05.2016


DOCTRINA EN DOS PÁGINAS

El retorno a las democracias directas, el crowdsourcing

Por Patricio Maraniello

Sabemos que existen varios tipos de democracias; si las dividimos por épocas, las primeras fueron las Democracias Directas, que son aquellas donde el pueblo participaba directamente mediante su voto. Entonces, los ciudadanos se reunían en la ekklesia, “asamblea popular”, para deliberar y decidir sobre las grandes cuestiones del Gobierno.

Luego con el incremento de los hombres libres, que podían participar y votar en las decisiones transcendentales del Estado, ya no era posible su participación directa y se pasó a una Democracia Indirecta o Representativa. En esta clase de democracia los ciudadanos tomaban intervención por medio de los representantes, elegidos por ellos, que formaban parte en las funciones primordiales del Estado (Poder Ejecutivo y Poder Legislativo).

A finales del siglo XX, atento una creciente crisis en la representación política, se incorporaron las Democracias Participativas[1], donde el pueblo, si bien participa directamente, lo hace en una sola etapa de la decisión política, reemplazando a una parte del poder del Estado. Por ejemplo, en la Iniciativa Popular se reemplaza a la Cámara Iniciadora del Poder Legislativo, en la Consulta Popular se reemplaza a la Cámara Revisora del Poder Legislativo, etc.

Sin embargo, en muchos Estados esta última no obtuvo el éxito deseado, ya sea por la enorme cantidad de firmas que hay que obtener o por procedimientos burocráticos demasiados complejos, o porque en muchas ocasiones las materias que más interesan al pueblo se encuentran para este tipo de participación ciudadana: Reforma constitucional; Tratados Internacionales; Tributos; Presupuesto; y Materia Penal, entre otras.

La tecnología del siglo XXI tendrá una función primordial en las mejoras de las alicaídas democracias, puesto que resulta muy fácil en la actualidad enviar un mensaje y que lo lean millones de personas, del mismo modo podría ser para las elecciones populares.

Perfectamente se podría votar una determinada temática por los electores de Argentina y que la instrumentación esté en manos de una persona que sólo deberá ejecutar lo votado; a este procedimiento se lo denomina Crowdsourcing.

El Crowdsourcing, deriva de dos palabras inglesas crowd (masa) y sourcing (externalización), también conocido como “tercerización masiva” o “subcontratación voluntaria”. Consiste en externalizar tareas que, tradicionalmente, realizaba un empleado o contratista, a un grupo numeroso de personas o una comunidad (masa), a través de una convocatoria abierta.

En junio de 2006, Jeff Howe en un artículo de la revista WiredThe Rise of   Crowdsourcing”[2] estableció que el concepto de “crowdsourcing” depende esencialmente del hecho de que, debido a que es una convocatoria abierta a un grupo indeterminado de personas, reúne a los más aptos para ejercer las tareas, responder ante los problemas complejos y contribuir con las ideas más frescas y relevantes a sus aportaciones.

En el mundo existen varias iniciativas, con distinto éxito, de gobiernos locales y nacionales que han aplicado el crowdsourcing en sus procesos políticos, tales como: Presupuestos Participativos; Diálogos Nacionales en EEUU. En Islandia se ha realizado la primera reforma constitucional escrita en modalidad crowdsourcing, es decir, de manera colaborativa vía Internet.[3]

A través de la Asamblea Nacional de Islandia, formada por mil personas de todo el país, que generaron ideas sobre cómo les gustaría que fuese su sociedad, se decidió crear un Consejo Constitucional  formado por 25 personas (que no habían formado parte de la política), para elaborar una nueva Constitución.

En ese país, también se ha puesto en marcha el proyecto “una Islandia mejor”. Mediante esta plataforma cualquier ciudadano puede proponer y discutir temas para que posteriormente se traten en el parlamento. Las ideas más relevantes se envían a un comité político constituido para evaluarlas.

Por otra parte, en Finlandia se creó la plataforma Open Ministry, donde cualquier persona puede realizar una propuesta de ley, o incluso una ley. Las propuestas que alcancen los 50.000 apoyos durante 6 meses pasan a votarse directamente en el parlamento, sin intermediarios. Se trata de un crowdsourcing directo en el que los ciudadanos se identifican mediante firma electrónica o asociando sus cuentas bancarias, así se evitan posibles fraudes en la votación y participación.

Finalmente, el Crowdsourcing puede ser traducido como “colaboración en masa” donde todos colaboran para cumplir un objetivo común. Pero con el avance tecnológico y ante una grave crisis significativa de representación de los poderes políticos, esta herramienta puede ser muy útil para robustecer la verdadera esencia democrática, acortando la distancia entre los ciudadanos y el Estado a través de la participación directa del pueblo para lograr el bien común, volviendo a nuestras raíces de una democracia directa en un Crowdsourcing Constitution.

[1]CARNOTA, Walter F., y MARANIELLO, Patricio A., “Participación Ciudadana”, Colección Académica de El Derecho, Universitas, Buenos Aires, 2006.

[2] “El ascenso del Crowdsourcing”.

[3] GUYOT, Carlos: “La democracia en tiempos de redes sociales”, diario La Nación del  domingo 17 de julio de 2011

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