Home / Area / DOCTRINA EN DOS PÁGINAS Diario Penal Nro 181 – 23.02.2018


DOCTRINA EN DOS PÁGINAS

Prostitución y trata de personas: antes de cruzar mire para ambos lados (Parte II)

Por Marisa S. Tarantino*

Asistimos desde entonces a la configuración de una renovada sensibilidad social que fue reproduciendo una opinión muy negativa sobre la prostitución, pero esta vez asociada no tanto con los argumentos que tradicionalmente sostuvieron el estigma sobre ella, sino con un discurso de género en el que la prostitución aparece repudiable por el hecho de concebirse asociada a la violencia machista e identificada con la trata de personas. Por eso, esta nueva sensibilidad desembocó en la idea de que la lucha contra la trata era, al mismo tiempo, la lucha contra la prostitución y la finalidad de terminar con ella se presentaba como uno de los elementos primordiales de un cambio cultural más profundo, relativo al reclamo histórico de igualdad de derechos de las mujeres. Un reclamo que, al mismo tiempo, se mostraba en estricta relación con las más importantes reivindicaciones “del” feminismo, asumido en este punto como si fuera un discurso homogéneo.

Sin embargo, lo primero que hay que decir en este asunto es que el debate no es ni tan joven, ni tan homogéneo como pretendía mostrarse. La propia sanción del Protocolo de Palermo fue producto de un largo y acalorado debate, donde se enfrentaron posturas feministas de larga trayectoria y envergadura[1]. Así, frente al neoabolicionismo que acompañó el impulso del Protocolo, hubo otras voces que se hicieron escuchar, muy diferentes y en permanente interferencia con ese punto de vista.

Desde esta otra perspectiva la prostitución no se identifica necesariamente con la explotación ni con la trata de personas, sino que es entendida como una forma de trabajo. Desde allí se viene denunciando la existencia de un discurso moralizante detrás de las ideas que pretendían combatir la explotación sexual a través de la herramienta penal, ya sea que la criminalización recayera sobre actividad en sí misma, como cuando se dirige a las que la hicieran posible. Desde allí también se defiende la necesidad de la injerencia del Estado y su legislación pero no para criminalizar la prostitución sino para amparar tanto a quienes deciden ejercerla, como a quienes pretendan dejar de hacerlo. Desde allí, finalmente, se señala también que ese amparo no se logrará con la clandestinización de su territorio, porque ello solo profundizará el estigma y la indefensión que sufren las mujeres que la ejercen. En definitiva, estas son voces feministas que en buena medida proponen una mirada contraria a la legitimación punitiva como forma de lucha para el empoderamiento de las mujeres. Lo que vienen a denunciar en última instancia es que la generación de las formas más crueles de explotación -que el concepto de trata vino a problematizar- tanto en la prostitución como en los demás trabajos precarizados, no es una deformidad del capitalismo sino un producto intrínseco de él. En este sentido, se propone que la herramienta más adecuada para combatir estos problemas no es (solo) el sistema penal sino más bien el reconocimiento de derechos laborales, sociales, económicos y culturales de las personas que ejercen el trabajo sexual y otros trabajos altamente precarizados.

En fin, estamos probablemente aquí ante uno de los temas más controversiales que ha enfrentado el movimiento feminista a lo largo de su historia. De lo que no hay dudas es del enorme protagonismo que el feminismo ha tenido, y sigue teniendo, en el abordaje de este tema; tanto desde el punto de vista estrictamente legal como desde el análisis de la vida cotidiana de quienes están insertos en ella.

Por eso, si lo que se propone Ud. es ingresar a la profundidad y complejidad de las problemáticas que suelen convocarse bajo el paradigma de la trata,  estas breves notas solo pretenden advertirlo de una necesidad primaria: comprender de dónde viene la trata, qué es y hacia dónde va, no es posible sin hacer un previo recorrido histórico-teórico, lo más honesto posible, que tome en cuenta el origen de las discusiones políticas y feministas en torno al estatus jurídico de la prostitución, su relación con las campañas internacionales antitrata y las diferentes herramientas de control social que fueron surgiendo con ellas y a partir de ellas, desde hace más de cien años hasta nuestros días. Lo aliento y lo remarco como insoslayable porque, a mi modo de ver, abordar cualquier aspecto relativo a los derechos de las personas que hacen trabajo sexual no podrá comprenderse sinceramente, sin haber conocido antes y tomado partido después por alguno de estos diversos puntos de vista que el debate feminista viene laboriosamente nutriendo de argumentos de enorme profundidad. Es, quizá, una de las discusiones más encendidas, actuales y apasionantes que haya dado el feminismo; y un gran desafío intelectual para todo aquel que se interese en ella.

[*]  Feminista. Abogada (UMSA). Especialista en Administración de Justicia (UBA), Maestranda en Derecho Penal (UP). Miembra del Frente de Unidad Emancipatorio por el Reconocimiento de los derechos de los Trabajadores Sexuales de la Argentina (FUERTSA). Correo electrónico: marisa.s.tarantino@gmail.com.

[1] Cfr. Varela, C. Varela, Cecilia (2012) Del Tráfico de las Mujeres al Tráfico de las Políticas. Apuntes Para una Historia del Movimiento Anti-Trata en la Argentina (1998-2008). Publicar – Año X N° XII – Junio.

DESCARGAR ARTÍCULO