Home / Area / DOCTRINA EN DOS PÁGINAS Diario Constitucional y Derechos Humanos Nro 173 – 04.12.2017


DOCTRINA EN DOS PÁGINAS

Los jóvenes como actores de los procesos democráticos en Argentina ¿Es el voto joven una herramienta efectiva de formación ciudadana? (Parte I)

Por Magalid Lujan Cutina y Adrián González

Introducción

En la participación política están inmersas, además de los conceptos de participación y de política, las categorías de ciudadano, institución política, elección, sistema electoral, voto, actor político, cultura política y democracia, por destacar sólo las más visibles. En el presente no profundizaremos respecto de todas ellas, por demás complejas, sino que nos centraremos en los jóvenes como actores del proceso democrático. Reconocemos una tendencia regional, que no se ha expandido a otros hemisferios, a la ampliación del electorado, con principal fundamento en la promoción y fortalecimiento de los derechos y obligaciones ciudadana de los jóvenes.

De acuerdo con la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), la juventud es una fase de transición entre dos etapas: la niñez y la adultez. Así, los niños se van transformando en personas autónomas, lo que en palabras de Baeza[1] se logra mediante la obtención de un trabajo o empleo estable y la fundación de la propia familia, lo cual posibilita ocupar una posición específica en el juego de roles y status en la sociedad.

Por su parte existen diferentes significados teóricos dados al concepto “ciudadanía” los cuales se plasman en variadas definiciones, entre las que destacamos la de “poseer derechos civiles, políticos y sociales” y “cumplir ciertos deberes y responsabilidades en la conducción de la vida común.”[2]

Sin embargo, además de un concepto la ciudadanía es una práctica, una forma de actuar que se construye a través de las experiencias de participación en la sociedad, que se reproduce en los espacios sociales y políticos y que se representa en el espacio social intersubjetivo (González, 2007:337-338). Por lo cual su análisis responde a un contexto histórico y social determinado, el cual lejos de ser estático se encuentra en constante evolución y su ejercicio y representación pueden tomar diferentes formas en distintos actores e instituciones de la sociedad.

Cabe destacar que en la actualidad, las tecnologías de la información, el uso intensivo de los medios de comunicación y de las redes sociales, la modernización de la currícula de enseñanza secundaria y superior signan un contexto en el cual las formas de participación ciudadana se amplían y diversifican. Es por ello, que resulta relevante indagar respecto de las herramientas e institutos diseñados en el país para captar y promover la participación social de las nuevas generaciones las cuales se han distanciado de las instituciones políticas tradicionales -partidos políticos, sindicatos- inaugurando nuevos espacios de sociabilidad y prácticas novedosas de participación.

La participación electoral de los jóvenes – Debates en la actualidad.

Como señaló Conway[3] la participación política incluye todos aquellos comportamientos que realizan personas y grupos para influir en los asuntos públicos. En este espectro de acciones desplegadas por la población para manifestar sus preferencias sobre el tipo de Estado, indicar la aceptación o rechazo a diversas medidas de gobierno e instalar en la agenda pública las cuestiones socialmente problematizadas. El voto es la modalidad de comportamiento político más abordada por los estudios de participación electoral, como también es la más identificada por las personas.

Las modalidades de participación ciudadana, agrupadas como categorías teóricas entre “prácticas convencionales” y “prácticas no convencionales”, -entendidas las primeras como legitimadoras del accionar del Estado y las segundas como disruptivas- también han enmarcado alguna de las formas en que se ha comprendido la relación de los jóvenes con la política. Los estudios han identificado a los jóvenes de los 60’s y 70’s, como actores políticos con prácticas no convencionales, mientras que en los 80’s, la mengua de huelgas y movilizaciones, ha sido entendida como una apatía política por parte de los jóvenes.

Los debates contemporáneos indican que los jóvenes tienen nuevos valores que no encajan necesariamente en el binomio ideológico izquierda–derecha.  Así, existe un consenso respecto de que nuestros jóvenes hoy tienen mayores resistencias y dificultades para adherir incondicionalmente a un esquema, a una ideología, por lo cual resultan muy críticos del sistema político ya que son herederos de valores contemporáneos diferentes al pasado que privilegian la libertad, la crítica, la opinión.

Lo que resulta evidente, a nuestro juicio, es que todas las sociedades generan incentivos y también desincentivos a la participación política que afectan de manera distinta a cada grupo integrante de la comunidad. Tampoco existen dudas en el mundo académico respecto de que la emisión del voto, no obstante ser la manifestación más clara de participación electoral, lejos está de ser la única. Muy por el contrario, hoy en día existen nuevos espacios de sociabilidad y en consecuencia múltiples maneras de participación electoral de la ciudadanía en su conjunto y de los nuestros jóvenes en particular.

 

[1] Baeza Correa, Jorge (2003), “Culturas juveniles: acercamiento bibliográfico”, en Revista Medellín, núm. 113, vol. XXIX, marzo, CELAM-ITEPAL, en : http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/chile/ceju/culturas.pdf. Consultado 18 de octubre 2015.

[2] CEPAL (2000), “Equidad, desarrollo y ciudadanía: versión definitiva” en http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/2686/S2006536_es.pdf?sequence=2. Consultada el 20 de octubre de 2015.

[3] Conway, M. (1990) en Brussino, Rabbia y Sorribas, (2009). “Perfiles Sociocognitivos de la Participación Política de los Jóvenes” en Revista Interamericana de Psicología/Interamerican Journal of Psychology – 2009, Vol. 43, Num. 2 pp. 279-287.

http://www.psicorip.org/Resumos/PerP/RIP/RIP041a5/RIP04330.pdf. Consultado el 12 de octubre de 2015.

Introducción

En la participación política están inmersas, además de los conceptos de participación y de política, las categorías de ciudadano, institución política, elección, sistema electoral, voto, actor político, cultura política y democracia, por destacar sólo las más visibles. En el presente no profundizaremos respecto de todas ellas, por demás complejas, sino que nos centraremos en los jóvenes como actores del proceso democrático. Reconocemos una tendencia regional, que no se ha expandido a otros hemisferios, a la ampliación del electorado, con principal fundamento en la promoción y fortalecimiento de los derechos y obligaciones ciudadana de los jóvenes.

De acuerdo con la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), la juventud es una fase de transición entre dos etapas: la niñez y la adultez. Así, los niños se van transformando en personas autónomas, lo que en palabras de Baeza[1] se logra mediante la obtención de un trabajo o empleo estable y la fundación de la propia familia, lo cual posibilita ocupar una posición específica en el juego de roles y status en la sociedad.

Por su parte existen diferentes significados teóricos dados al concepto “ciudadanía” los cuales se plasman en variadas definiciones, entre las que destacamos la de “poseer derechos civiles, políticos y sociales” y “cumplir ciertos deberes y responsabilidades en la conducción de la vida común.”[2]

Sin embargo, además de un concepto la ciudadanía es una práctica, una forma de actuar que se construye a través de las experiencias de participación en la sociedad, que se reproduce en los espacios sociales y políticos y que se representa en el espacio social intersubjetivo (González, 2007:337-338). Por lo cual su análisis responde a un contexto histórico y social determinado, el cual lejos de ser estático se encuentra en constante evolución y su ejercicio y representación pueden tomar diferentes formas en distintos actores e instituciones de la sociedad.

Cabe destacar que en la actualidad, las tecnologías de la información, el uso intensivo de los medios de comunicación y de las redes sociales, la modernización de la currícula de enseñanza secundaria y superior signan un contexto en el cual las formas de participación ciudadana se amplían y diversifican. Es por ello, que resulta relevante indagar respecto de las herramientas e institutos diseñados en el país para captar y promover la participación social de las nuevas generaciones las cuales se han distanciado de las instituciones políticas tradicionales -partidos políticos, sindicatos- inaugurando nuevos espacios de sociabilidad y prácticas novedosas de participación.

La participación electoral de los jóvenes – Debates en la actualidad.

Como señaló Conway[3] la participación política incluye todos aquellos comportamientos que realizan personas y grupos para influir en los asuntos públicos. En este espectro de acciones desplegadas por la población para manifestar sus preferencias sobre el tipo de Estado, indicar la aceptación o rechazo a diversas medidas de gobierno e instalar en la agenda pública las cuestiones socialmente problematizadas. El voto es la modalidad de comportamiento político más abordada por los estudios de participación electoral, como también es la más identificada por las personas.

Las modalidades de participación ciudadana, agrupadas como categorías teóricas entre “prácticas convencionales” y “prácticas no convencionales”, -entendidas las primeras como legitimadoras del accionar del Estado y las segundas como disruptivas- también han enmarcado alguna de las formas en que se ha comprendido la relación de los jóvenes con la política. Los estudios han identificado a los jóvenes de los 60’s y 70’s, como actores políticos con prácticas no convencionales, mientras que en los 80’s, la mengua de huelgas y movilizaciones, ha sido entendida como una apatía política por parte de los jóvenes.

Los debates contemporáneos indican que los jóvenes tienen nuevos valores que no encajan necesariamente en el binomio ideológico izquierda–derecha.  Así, existe un consenso respecto de que nuestros jóvenes hoy tienen mayores resistencias y dificultades para adherir incondicionalmente a un esquema, a una ideología, por lo cual resultan muy críticos del sistema político ya que son herederos de valores contemporáneos diferentes al pasado que privilegian la libertad, la crítica, la opinión.

Lo que resulta evidente, a nuestro juicio, es que todas las sociedades generan incentivos y también desincentivos a la participación política que afectan de manera distinta a cada grupo integrante de la comunidad. Tampoco existen dudas en el mundo académico respecto de que la emisión del voto, no obstante ser la manifestación más clara de participación electoral, lejos está de ser la única. Muy por el contrario, hoy en día existen nuevos espacios de sociabilidad y en consecuencia múltiples maneras de participación electoral de la ciudadanía en su conjunto y de los nuestros jóvenes en particular.

 

[1] Baeza Correa, Jorge (2003), “Culturas juveniles: acercamiento bibliográfico”, en Revista Medellín, núm. 113, vol. XXIX, marzo, CELAM-ITEPAL, en : http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/chile/ceju/culturas.pdf. Consultado 18 de octubre 2015.

[2] CEPAL (2000), “Equidad, desarrollo y ciudadanía: versión definitiva” en http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/2686/S2006536_es.pdf?sequence=2. Consultada el 20 de octubre de 2015.

[3] Conway, M. (1990) en Brussino, Rabbia y Sorribas, (2009). “Perfiles Sociocognitivos de la Participación Política de los Jóvenes” en Revista Interamericana de Psicología/Interamerican Journal of Psychology – 2009, Vol. 43, Num. 2 pp. 279-287.

http://www.psicorip.org/Resumos/PerP/RIP/RIP041a5/RIP04330.pdf. Consultado el 12 de octubre de 2015.

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